El otoño es una temporada crucial para los bonsáis, ya que es el momento en que los árboles se preparan para su letargo invernal. Durante esta estación, es fundamental ajustar las técnicas de riego, abonado, y poda para asegurar que tu bonsái llegue sano al invierno. A continuación, te detallo los pasos que debes seguir para preparar tu bonsái en otoño:
Riego en otoño: En otoño, el riego debe ajustarse, ya que la temperatura baja y la cantidad de luz solar disminuye. Esto significa que el bonsái no necesitará tanta agua como en verano. Es importante mantener el sustrato ligeramente húmedo, pero evitando el encharcamiento. Riega solo cuando la capa superior del sustrato esté seca, aproximadamente 2-3 cm de profundidad. Si vives en una zona con lluvias otoñales, asegúrate de que tu bonsái esté protegido de recibir demasiada agua.
Abonado: Durante el otoño, el bonsái comienza a reducir su crecimiento. Por lo tanto, es recomendable disminuir la cantidad de abono. Utiliza un abono de liberación lenta, preferiblemente con un mayor contenido de potasio y fósforo que ayude a fortalecer las raíces. Evita los abonos con alto contenido de nitrógeno, ya que este fomenta un crecimiento excesivo en una época en la que el bonsái necesita ralentizar su metabolismo.
Poda y pinzado: La poda en otoño debe ser más ligera que en otras estaciones. El objetivo principal es eliminar las ramas secas o débiles y reducir la cantidad de follaje para que el bonsái conserve energía durante el invierno. El pinzado de los nuevos brotes también es recomendable, ya que esto ayudará a mantener la forma y estructura del árbol.
Protección de las raíces: Una de las mayores amenazas para los bonsáis en invierno son las heladas. Las raíces de los bonsáis en macetas son mucho más susceptibles al frío que las raíces en el suelo. Para proteger las raíces, puedes rodear la maceta con material aislante como paja o incluso enterrarla en el suelo si vives en una zona con inviernos muy fríos. Si el clima en tu región es más suave, simplemente traslada el bonsái a una zona protegida del viento.
Cambio de ubicación: Durante el otoño, es recomendable trasladar tu bonsái a una ubicación más protegida, especialmente si el árbol está expuesto a vientos fríos. Puedes colocarlo cerca de una pared que lo proteja del viento o, si es posible, en un invernadero. El objetivo es reducir el impacto del cambio de temperatura mientras permite que el árbol siga recibiendo luz solar.
Consideraciones para bonsáis tropicales: Los bonsáis tropicales requieren especial atención durante el otoño. Estas especies no toleran temperaturas frías, por lo que es esencial moverlos al interior antes de que las temperaturas caigan por debajo de los 10°C. Asegúrate de colocarlos en un lugar bien iluminado dentro de casa y reduce el riego y el abonado según las necesidades de la especie.
Plagas y enfermedades en otoño: En otoño, es común que las plagas busquen refugio en las hojas o en el sustrato de los bonsáis. Realiza inspecciones periódicas para detectar cualquier signo de insectos, hongos o manchas en las hojas. Si detectas algún problema, trata el árbol con un insecticida o fungicida adecuado. Recuerda que una poda correcta y un ambiente limpio ayudan a prevenir la mayoría de estas afecciones.
Con estos consejos, tu bonsái estará bien preparado para el invierno, listo para hibernar y recuperar fuerzas para la próxima primavera.
Un bonsái en pleno otoño, dejando caer sus primeras hojas mientras se prepara para el invierno.
Una maceta cubierta con material aislante para proteger las raíces del frío intenso.
Realizar una poda ligera en otoño ayuda a conservar energía para el invierno.
Los invernaderos ofrecen una excelente protección para los bonsáis en climas fríos.
Riega con cuidado en otoño para evitar el exceso de agua y el encharcamiento.